sábado, 2 de febrero de 2008

ADIOS A UN GRAN AMIGO





Una despedida a Juan José Draghi, Platero de Areco.



Despedir a un amigo querido, que nos deja definitivamente, es siempre triste y doloroso. Más aún si se trata de un hombre de la talla de Juan José Draghi, quien el pasado sábado 19 de Enero de 2008 falleció en su querida ciudad de San Antonio de Areco.



A los 64 años de edad, su corazón grande y generoso, decidió jugarle una mala pasada y se detuvo, privándonos así, en forma tan inesperada como prematura, de su presencia física.



José era indiscutiblemente, “El Platero de Areco”. Su talento artístico, su técnica y su creatividad, le permitieron alcanzar el nivel de reconocimiento nacional e internacional que tuvo y tiene. No era un hombre mediático. Realizaba su trabajo en silencio, sin estridencias, pero igualmente su obra trascendía por lo auténtico, por lo genuino de su concepción y su calidad artística y técnica. Fue embajador cultural con sus viajes al exterior, llevando al mundo su obra, y mostrando lo mejor de una de nuestras más bellas tradiciones artesanales: la platería criolla.



Pero su obra no se limitó a esa actividad que amaba, y que desarrolló y perfeccionó a niveles que asombran a quienes admiran sus piezas. Fue también Maestro de plateros, fue quien dio nuevo vuelo a una actividad que en algún momento estuvo en peligro de sucumbir al olvido, fue él quien abrió el camino a toda una nueva generación de plateros, asegurando el rescate y permanencia definitiva de esta hermosa actividad.



Juan José Draghi fue igualmente, defensor de nuestras tradiciones, custodio y entusiasta difusor de ellas. Creó su magnífico Taller-Museo, su legado a la comunidad arequera y nacional. Centro de enseñanza, y centro cultural, que más allá de ser su lugar de trabajo, y de albergar piezas que testimonian un pasado histórico, sirve de marco a manifestaciones culturales y artísticas de la más diversa índole: exposiciones, conferencias, conciertos, etc.



Quienes lo conocían por primera vez, comprobaban los rasgos más visibles de su personalidad: su sencillez y humildad. Quienes tenían la fortuna de profundizar su conocimiento, encontraban su amistad generosa, y desprovista de intereses mezquinos. Porque José rindió culto a la amistad. A la amistad verdadera, a la sincera y despojada de todo otro interés que el de dar lo mejor de sí. Por eso fueron tantos los que este fin de semana pasado, se unieron a su querida familia para llorar su partida, tan inesperada, tan sentida.



Juan José Draghi, fue un hombre muy sensible, como lo son los verdaderos artistas, y los soñadores. José fue un soñador que supo transformar sus sueños en proyectos, y sus proyectos en realidades concretas.



Era también un hombre de convicciones profundas, que defendió con la palabra y con el ejemplo, y tan comprometido con sus pensamientos, como con la sociedad en que vivió y creció como Hombre y como Artista.



Pero más allá de su personalidad, y de sus singulares dotes de platero y orfebre, y de su permanente creatividad, su mayor preocupación, su mayor devoción, fue su Familia. Pensaba para y por su Familia, y todos sus grandes proyectos de vida, se centraron en ello.



Si nos queda un consuelo ante el dolor de su pérdida irreparable, es la de sentir su presencia al acariciar las maravillosas piezas que surgieron de sus manos, y que nos recuerdan a José como esposo, como padre, como hermano, como amigo, y en este último carácter valoramos y agradecemos profundamente la amistad con la que nos distinguió.



Estoy seguro que también habremos de sentir su presencia, toda vez que entremos nuevamente en ese Taller y Museo que creó y amó, y que no tengo dudas habrá de seguir el derrotero marcado, conducido por su esposa Marta, compañera de vida, y luchadora incansable.



Nos queda también como legado, la presencia de sus hijos, Mariano y Patricio, herederos de su talento, arte y técnica, de su yerno Alejandro, soguero notable, de sus hijas Valeria y Lucila, que supieron acompañar con su amor y trabajo, los sueños de su padre, y por cierto, también la de sus nietos, que iluminaron cada uno de sus días.


Juan José Draghi es un Hombre que se nos fue así, demasiado pronto, pero que será difícil de olvidar. Porque dejó en el corazón de cada una de las personas que lo conocimos, una impronta profunda, que grabó en forma permanente e indeleble con su personalidad; acaso, como con ese cuño claro y definido, con que marcaba sus maravillas de plata, cada vez que terminaba una nueva pieza.


¡Adiós José! ¡Lo vamos a extrañar mucho!


Con gran cariño, Abel Domenech